
Lleva su nombre por el parecido en tamaño a un melón. Aproximadamente existen 40 especies que se distribuyen por la región tropical de América, principalmente México, Cuba, República Dominicana, Haití , también en Brasil y Perú. México cuenta con la mayor cantidad de melocactus pero el más famoso de todos, el Melocactus matanzanus, proviene de la Provincia de Matanza en Cuba. Lo más atractivo de este género es ese «sombrero», que está conformado por espinas muy delgadas y pelos, que al tacto se siente como algodón. Es de color marrón-rojizo y se llama cephalio o cefalio y empieza a crecer después de varios años, cuando el cactus es adulto. Por ejemplo, en el Melocactus matanzanus, el cephalio demora alrededor de 5 años en crearse, en otras especies más. De este cephalio aparecen las flores, que pueden ser de color rosado, fucsia o rojo.


Duran unas horas y van apareciendo en tandas. Como ya dijimos es un cactus tropical, así que si vives en un lugar muy húmedo o muy frío, tenemos que tomar precauciones porque sino, es muy difícil que sobreviva. La solución pasaría por protegerlo, ubicándolo en una habitación, muy luminosa y con una temperatura de alrededor de 15 °C para que pase los meses más frío y húmedos del año. Ya en la primavera y en el verano la ubicación sería a pleno sol en la mañana y en la tarde, obviando las horas de sol más fuerte.
Algunos consejos valiosos para mantener a esté género saludable serían: 1) NO resisten el frío, ni la humedad, ni las heladas. Así que es conveniente tenerlos en macetas. De esta forma podemos trasladarlos fácilmente, de un lugar a otro cuando el clima lo disponga. 2) En los meses de primavera y verano se riegan solamente una vez al mes. Son muy propensos a la putrefacción. Y, en los meses de otoño e invierno NO se riegan. 3) El sustrato tiene que ser muy ligero y la maceta tiene que contar con muchos agujeros para que el agua drene rápidamente. 4) Es un cactus de crecimiento lento, así que los trasplantes de maceta se harán cada 2 o 3 años , no para cambiarle la maceta a una de mayor tamaño, sino para renovarle el sustrato. Es un género muy difícil de cultivar, así que toda precaución es poca a la hora de tratar de tenerlos «sanos y salvos». Cuento con varios melocactus en mi colección. La mayoría de ellos esperando desarrollar el cephalio. Estoy armada de paciencia esperando que ello ocurra.