
En este post no nos vamos a referir a un cactus en particular, sino a un género. Así como anteriormente nos hemos referido a los géneros Echinopsis, Melocactus, Rebutia, hoy vamos a conocer al género Escobaria. Comprende a 23 especies diseminadas en tres países, Canadá, en las provincias de Alberta, Manitoba y Saskatchewan; EEUU, presentes en los estados de Arizona, California, Colorado, Idaho, Kansas, Minnesota, Montana, Nebraska, Nevada, Nuevo México, Dakota del Norte y Dakota del Sur, Oklahoma, Oregon, Texas, Utah y Wyoming y en México, en los estados del norte, Chihuahua, Coahuila y Sonora.

Su nombre es un homenaje a dos hermanos naturalistas mexicanos Rómulo y Numa Escobar. Podemos describir a este género de forma general diciendo que son cactus globulares o cilíndricos, que no presentan costillas y tienen sus cuerpos cubiertos de tubérculos. Las espinas son blanco-grisáceas y se desarrollan profusamente en las areolas.

Las flores tienen forma de embudo, surgen del ápice y pueden ser de diferentes colores. Florecen en primavera – verano y todas tienen frutos de color rojo. La raíz es napiforme ( tuberosa, primaria). Para mantener a estos cactus bien, el sustrato debe ser aireado, así cuando el riego se produce, el agua drena rápidamente. Un sustrato básico para cactus con un agregado de grava pequeña o arena gruesa o perlita sería muy adecuado. Ya que, como es un cactus de raíz napiforme, tiende a pudrirse la raíz si el agua queda encharcada.

Tienes que ubicar a la Escobaria en un lugar donde le de el sol de lleno. Si no está ubicado en una situación de privilegio con respecto al sol, es muy probable que no florezca. Al ser un cactus de crecimiento lento, debemos maximizar los cuidados para lograr que luzca en todo su esplendor desde pequeño.


Es un género que me encanta y en mi colección cuento con algunas especies como por ejemplo son: Escobaria sneedii ssp. leei, Escobaria tuberculosa, Escobaria lloydii, Escobaria vivípara y Escobaria strobiliformis.